El mensaje jubilar del papa León XIV inspira un compromiso renovado en medio de la crisis humanitaria mundial

El mensaje del Papa León XIV para el Jubileo de los Migrantes 2025 renueva el compromiso de la Comisión Católica Internacional de Migración (CCIM) con su misión, al acercarse a su 75º aniversario.
El 25 de julio de 2025, la Santa Sede publicó el mensaje del Papa León XIV para la 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que coincide con el Jubileo de los Migrantes y de las Misiones, a celebrarse los días 4 y 5 de octubre de 2025.
El mensaje del Papa para el Jubileo describe vívidamente la situación actual: «El contexto mundial actual está tristemente marcado por guerras, violencia, injusticias y fenómenos meteorológicos extremos, que obligan a millones de personas a abandonar su tierra natal en busca de refugio en otros lugares. La tendencia generalizada de velar exclusivamente por los intereses de comunidades circunscritas constituye una grave amenaza para la asignación de responsabilidades, la cooperación multilateral, la consecución del bien común y la solidaridad global en beneficio de toda la familia humana.»
Este mensaje llega en un momento crucial para la CCIM, cuando un largo capítulo de su historia está llegando a su fin.
Desde principios de 2025, el sector de la ayuda internacional se ha visto sacudido por recortes presupuestarios sin precedentes por parte de los donantes. Estos recortes han reducido significativamente la capacidad de las Naciones Unidas y de las organizaciones de la sociedad civil para atender las necesidades más urgentes de millones de personas vulnerables en todo el mundo, en medio de un aumento de las crisis humanitarias provocadas por el hombre y de los desastres naturales.
Ante estos desafíos, la CCIM – como muchas organizaciones similares – se vio obligada a cerrar varios programas de asistencia a refugiados de larga duración en distintos países del mundo. Lamentablemente, miles de refugiados quedaron sin apoyo esencial, mientras que la mayoría del personal profesional y comprometido de la CCIM perdió su empleo.
A medida que disminuyen los recursos disponibles para la ayuda humanitaria y al desarrollo, y aumentan dramáticamente las necesidades, cada vez más personas en todo el mundo recurren a las iglesias locales y a las comunidades de fe en busca de ayuda vital. La CCIM, junto a toda la Iglesia, no pueden ignorar el sufrimiento en Gaza, Ucrania, Sudán, la República Democrática del Congo y muchos otros lugares del planeta: «Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron.» (Mateo 25:35).
En 1951, cuando fundó la CCIM, el Papa Pío XII le confió la misión de «unir y organizar las asociaciones y comités católicos existentes, y promover, reforzar y coordinar sus proyectos y actividades en favor de los migrantes y refugiados» (Constitución Apostólica Exsul Familia Nazarethana, Título I – La solicitud maternal de la Iglesia hacia los migrantes).
Durante casi 75 años, en nombre de la Iglesia Católica, la CCIM ha brindado asistencia directa a personas desplazadas y ha defendido sus derechos a nivel internacional. Paralelamente, hemos trabajado para amplificar la voz de la Iglesia y fortalecer su acción en apoyo de migrantes y refugiados en muchos países del mundo.
Hoy, mientras la CCIM trabaja en su estrategia para el futuro, el mensaje del Papa nos recuerda que nuestra misión contribuye enormemente a fomentar la esperanza para la Iglesia y para toda la humanidad: «En un mundo oscurecido por guerras e injusticias, incluso allí donde todo parece perdido, los migrantes y refugiados se erigen como mensajeros de esperanza. Su valentía y tenacidad son un testimonio heroico de una fe que ve más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y que les da la fuerza para desafiar la muerte en las diferentes rutas migratorias contemporáneas.»
En un tiempo en que el mundo tiene sed de esperanza, nosotros – la CCIM y su red católica global – invitamos a todos a vivir este Jubileo como una oportunidad providencial para comprometerse con nuestra hermosa misión de acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes y refugiadas. Como peregrinos de la esperanza, abracemos la «promesa de un presente y un futuro en el que se reconozca la dignidad de todos como hijos de Dios.»
Mensaje del Papa León XIV: Migrantes, Misioneros de la Esperanza
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